El abandono se suele asociar al olvido y al descuido; a aquello que se ha hecho a un lado y se deja en desamparo. No obstante, hay otra acepción – interesantemente contraria al significado ordinario que se le da – y que hace referencia al estado de total entrega de una realidad específica a un poder superior y benevolente. Se trata de un estado de habitual aceptación y confianza que se apoya en la realidad de que existe un Ser Superior que nos ama y nos asiste; un estado que hace posible el verdadero fluir con la vida, sin resistencias ni estridencias.
Ahora bien, a pesar de que la Ley del Abandono significa aceptar cualquier cosa que ocurra en tu vida, esta no implica una tolerancia pasiva (resignada) por lo que no te gusta, o ignorar la injusticia, o permitir el abuso o ser sumiso. El verdadero abandono es activo, positivo, asertivo, un empeño creativo para sacar provecho de cualquier situación, con visión sobrenatural. Esta Ley no consiste en rechazar tus sentimientos negativos, consiste en transformarlos. Aprendes a abandonarte cambiando de perspectiva. Las contrariedades de la vida son como un entrenamiento para el desarrollo de nuestra dimensión espiritual y el Espíritu Santo es nuestro entrenador. Y en dicho entrenamiento, logras crecimiento, protección o purificación; tu no eliges cuál de ellas, aunque sí eliges hacerlas posible con tu aceptación serena o tu impedirlas con tu resistencia soberbia.
Como la vida no siempre nos da lo que queremos, nuestros deseos nos generan ataduras, ansiedad, y frustración..., apegos. Seguir tu pequeña voluntad te llevará a una satisfacción temporal pero no a una felicidad permanente. Cuando ves claramente que la vida no sólo consiste en obtener lo que quieres, sino también en aprender a querer lo que obtienes, alinearás tu vida con la Ley del Abandono. Se trata de rendirnos dócilmente a la Providencia Divina (¡Hágase tu Voluntad!) que tiene previstos parar nosotros senderos de vida que contribuyen a nuestro desarrollo espiritual y libertad interior.
"Simplemente ábrete a la vida al nivel que puedas. Con el tiempo acabarás practicando la rendición (abandono) más y más profundamente hasta el punto de que podrás abrazar las nubes de lluvia de la misma manera que harías con los placeres de un día soleado. ¡Y no olvides relajarte! La relajación es la manera que tiene el cuerpo de rendirse al momento, dejando ir ideas fijas de lo que debería pasar, para que puedas responder con frescura e inocencia a cada momento, sin juicio o expectativa."
Dan Millman
¿Cuándo aplicar esta Ley? Escoge cualquier circunstancia que tú normalmente rechazarías, evitarías, o resistirías; después ríndete a ella completamente, ponla en tu camino, y haz lo mejor ante ella. Ríndete a tus impulsos más grandes mientras trabajas por un cambio positivo en tu propia realidad y, sobre todo, no gastes energías resistiendo circunstancias que no puedes controlar ni cambiar.
Ciertamente es difícil rendirse a la vida tal como aparece en ocasiones: a la avaricia, al dolor, a la injusticia en el mundo. Con el tiempo, de todas formas, verás a todo el mundo y todas las cosas como un aspecto de un Plan Maestro, aceptando con fe que, a pesar de nuestras dificultades, todo en el universo se está desarrollando como debe de conformidad con ese plan. El abandono es un acto de humildad, una aceptación de que la vida es un misterio cuya profundidad la mente no puede desentrañar. Como escribió Isaac Bashevis, ´la vida es la novela de Dios; deja que Dios la escriba. ´
La Ley del Abandono te enseñará el camino a un estado natural de gracia, abriendo las puertas a una Fe floreciente, llevándote a la comprensión de la unidad esencial entre tú y todos los seres – una conciencia tan profunda que acelera tu evolución y te catapulta al camino del verdadero potencial humano – hacia una realidad Espiritual mucho más auténtica y profunda que el mundo material.
Abandonarse significa aceptar por completo este momento, este cuerpo, y esta vida. Implica apartarse a uno mismo de su propio camino y vivir de acuerdo con una Voluntad Superior, expresada como la sabiduría del corazón.
Mucho más allá que una aceptación pasiva, el abandono utiliza cada reto como un escalón hacia el crecimiento espiritual y la expansión de la conciencia. Algunos creen que aguantar es lo que hace a uno fuerte; algunas veces lo que más fortalece es dejar ir.
Silvia Robinson
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Rosy Guerrero U (sábado, 03 octubre 2020 17:51)
Desearía abandonarme en Dios siempre!!!!! Qué alivio!!!! Certera reflexión!!!!!! Saludos querido Andrés!!!!
ANA (viernes, 12 mayo 2023 18:19)
Me gusto
Andrés Mares (lunes, 15 mayo 2023 20:00)
¡Gracias Rosy y Ana!