La intención crea y organiza lo que somos y lo que sucede en nuestro entorno; aquello en lo que centramos nuestra atención, crece. La intención posee un infinito poder creador y organizador de los eventos que harán posible la realización de nuestros deseos, a condición de que vivamos las leyes hasta ahora expuestas. En la especie humana, la intención no está fija o encerrada en una red rígida de energía e información delimitadas por los impulsos e instintos. Tiene una flexibilidad infinita. En otras palabras, mientras no infrinjamos las otras leyes de la naturaleza humana, a través de nuestra intención podemos, literalmente, dirigir las leyes de la naturaleza para convertir en realidad nuestros sueños y nuestros deseos... o temores.
La intención es el verdadero poder detrás del deseo. La sola intención es muy poderosa, porque es deseo que lleva inmersas las cualidades de su realización siempre que no haya apego al resultado. Pero, el solo deseo – sin intención real – es débil, porque en la mayoría de los casos es mera atención con apego, en el que nos aferramos además al modo como queremos que se haga realidad nuestro deseo. Eso es pretensión de poder y control, es manifestación de desconfianza, de temor, y el temor repele lo positivo y atare lo negativo a nuestras vidas. La intención es desear respetando estrictamente todas las demás leyes, con desprendimiento sobre el resultado, sobre cómo y cuándo habrá de realizarse. Y esto debido a que creemos y confiamos en un “Plan Maestro”, un plan superior que tendrá considerados algunos de nuestros deseos, y otros no en función de lo que VERDADERAMENTE nos conviene.
Lo importante, de hecho, lo fundamental, es que nuestra intención se subordine al designio de Dios en nuestra vida. La razón es sencilla: el tiene la visión de conjunto – por situarse por encima del tiempo y el espacio, en un eterno presente – que nosotros no tenemos. Entonces deseamos y generamos la intención de que se realice siempre y cuando sea acorde a lo que Dios tiene previsto para nosotros. La intención, combinada con el desapego, lleva a una conciencia del momento presente centrada en la vida tal y como ocurre y no en la vida como quisiéramos que fuera. Y cuando la acción se realiza teniendo conciencia del momento presente, su eficacia es máxima, porque su realización se deja en manos de Dios mientras que nosotros nos centramos en lo que nos ocupa AHORA. La intención mira hacia el futuro, pero la atención está en el presente. Mientras la atención esté en el presente (ley de la Presencia), la intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en y desde el presente. Debemos aceptar el presente tal como es. Aceptemos el presente y proyectemos el futuro. El futuro es algo que siempre podemos crear por medio de la intención desapegada, pero nunca debemos luchar contra el presente ni resistirnos a él porque bloqueamos nuestras realizaciones futuras respecto a lo que queremos.
El pasado, el presente y el futuro son propiedades de la conciencia. El pasado es recuerdo, memoria; el futuro es expectación; el presente es REALIDAD. Por consiguiente, el tiempo es el movimiento del pensamiento. Tanto el pasado como el futuro nacen en la memoria y la imaginación; solamente el presente, que es conciencia, es real y es eterno. Lo es. La intención, apoyada en esta libertad “indiferente” del presente, actúa como catalizador para la mezcla correcta de materia, energía y sucesos espacio-temporales para crear cualquier cosa que deseemos.
Si tenemos conciencia del momento presente centrada en la vida, entonces los obstáculos imaginarios – los cuales constituyen más del noventa por ciento de los obstáculos percibidos – se desintegran y desaparecen. El restante cinco a diez por ciento de los obstáculos percibidos – que son reales – se pueden convertir en oportunidades por medio de la intención enfocada. La intención focalizada es la atención que no se aparta de su propósito, no se distrae con lo que disgusta. Tener una intención enfocada significa mantener nuestra atención en el resultado que perseguimos, con un propósito tan inflexible que impida completamente que cualquier obstáculo consuma o disipe la concentración de nuestra atención y nos desanime. Se eliminan de la conciencia todos los obstáculos, de manera total y completa, nos centramos en lo que queremos, no en lo que tememos, en lo que vale y no en lo que cuesta. Así podemos mantener una serenidad inconmovible, a la vez que mantenemos con pasión intensa el compromiso con nuestro objetivo y su realización. Éste es, simultáneamente, el poder de la conciencia sin apego y la intención enfocada.
Es posible obtener resultados a través del esfuerzo y la constancia, sin recurrir a la ley de la Confianza y la de la Intención, pero pagamos un alto precio por obtenerlo así; ese precio puede ir desde la tensión emocional hasta una enfermedad cardíaca o un trastorno de la función del sistema inmunológico, sin mencionar el daño colateral que podemos provocar en nuestras relaciones más importantes. Para aplicar esta ley necesitamos situarnos en un estado de quietud y confianza interiores. Sentarnos – o recostarnos – cómodamente, cerrar nuestros ojos y respirar con una inhalación profunda y una exhalación pausada que nos permitan relajar nuestro cuerpo y despejar nuestra mente. Después de unos minutos de “sentirte” en paz, recurre a una de tus intenciones y exprésala interiormente, con palabras y con imágenes…y confía en que así será en el momento, el lugar y el modo que mejor convenga. La tierra fértil para sembrar la semilla de nuestros deseos es el estado de confianza, no el de temor, ni el de prisa o ansiedad, mucho menos el de desesperación. Recuerda que, “en el pedir está el dar”.
¡Hasta la Próxima!
Escribir comentario
Rosario Casimiro (martes, 11 agosto 2020 13:33)
Excelente reflexión! Y mira que será posible estar despierta (mentalmente) siempre para no desviar ni mi pensamiento ni mi acción. Ufff, mucho que trabajar. Gracias gracias Andrés! Bendiciones a tu vida para seguir siguiéndote! ��
Rosario Aguilar (martes, 11 agosto 2020 19:16)
Muy interesante reflexión enfoque sin apego con serenidad y confianza , el resultado será el adecuado
José Hernández (miércoles, 12 agosto 2020 10:18)
Interesante tema.
Ahora lo q mejor podría hacer es saber controlar la respiración.
Muchas gracias.
Bendiciones a todos.
Andrés Mares (viernes, 28 agosto 2020 09:56)
Estimad@s Rosario C, Rosario A y José, agradezco mucho nos compartan sus comentarios sobre los contenidos de este blog. Alienta mucho el testificar personas como ustedes que se interesan por temas asociados al crecimiento personal. Saludos Cordiales!