Considero que la libertad financiera es la base, al final del día, de la libertad emocional porque el tema del dinero suele tener fuertes connotaciones y repercusiones emocionales. Podemos, por ejemplo, experimentar mucha culpa si tenemos demasiado dinero o mucha vergüenza si no tenemos lo suficiente. Para muchas personas se trata de algo primordial mientras que para otras se trata de algo superficial; para unos se trata de un fin mientras que para otros sólo constituye un medio. Los hay quienes se corrompen por su sed de dinero al grado de destruirse a sí mismos y a los que los rodean. Algunos incluso están dispuestos a renunciar a cosas que son mucho más valiosas para obtenerlo y acumularlo como pudieran ser su salud, su tiempo, su familia, su autoestima y, en algunos casos, incluso su integridad.
En esencia, el dinero trata sobre poder. El dinero tiene el poder de crear o el poder de destruir. Puede financiar un sueño o iniciar una pesadilla. Puedes proporcionar dinero como obsequio o usarlo como arma. Puede ser útil como una expresión de tu espíritu, tu creatividad, tus ideas, o puede ser la razón de tu frustración, tu ira, y hasta incluso tu odio. Se puede utilizar para influir en los gobiernos y los individuos. Algunos se llegan a casar por él, sólo para lamentar tiempo después su precio real.
Como sea, todos sabemos que en algún nivel se trata de una simple ilusión. El dinero no es ni oro ni plata, ¡vaya! ya ni siquiera es papel; hoy en día es sólo ceros y unos en las computadoras bancarias y, más recientemente, en los celulares. De hecho, el dinero per se ni siquiera es importante pues no es lo que buscamos en realidad. Lo que realmente buscamos son los sentimientos y las experiencias que asociamos con el dinero: el sentimiento de poder, de libertad, de seguridad, de ayudar a quienes amamos y a los más necesitados, de tener la posibilidad de sentirnos vivos al poder hacer realidad lo que queremos.
El dinero es ciertamente una de las maneras en que podemos convertir los sueños que tenemos en la realidad que vivimos. Pero incluso si el dinero es solo una percepción, un concepto abstracto, ¡no se siente así si no tienes lo suficiente! ¿Verdad? Y una cosa es segura: o lo controlas o te controla. ¡O bien dominas al dinero o, en algún nivel de tu vida, el dinero te domina a ti y condiciona a los tuyos! El cómo lidias con el dinero refleja cómo lidias con el poder. ¿Te causa aflicción o lo consideras una bendición?
¿Cómo te sentirías si no tuvieras que preocuparte por tener que ir a trabajar cada mañana, por tener con qué pagar las cuentas del mes o cómo financiar tu jubilación? ¿Cómo sería vivir tu vida en tus propios términos? ¿Qué significaría saber que tienes la posibilidad de comenzar tu propio negocio, o permitirte comprarles una casa a tus padres y enviar a tus hijos a la universidad que más les convenga, o tener la libertad de viajar por el mundo cuando quieras y el tiempo que quieras? ¿Cómo vivirías tu vida si pudieras despertarte cada día sabiendo que ingresará suficiente dinero para cubrir no solo tus necesidades básicas, sino también tus metas y sueños independientemente de si decides levantarte de la cama o no? ¿Qué tal si trabajaras por gusto y no por necesidad? Eso es la libertad financiera y estarás de acuerdo conmigo que, como las penas con pan son menos, hay una estrecha relación entre la abundancia financiera y la libertad emocional. Ciertamente, la una no garantiza la otra, pero si la cimienta y respalda.
La libertad financiera, pues, constituye el primer desafío para el desarrollo personal ya que este consiste, principalmente, en la realización de nuestras metas y objetivos, contando con el soporte de un nivel de ingresos elevado y una disponibilidad de tiempo suficiente. Una persona es verdaderamente libre cuando dispone del dinero, el tiempo y la energía que requiere para dedicarse a lo que en verdad valora y llena de contenido sus vidas. Por contrapartida, considero a una persona esclava cuando carece del dinero, tiempo o energía necesarios para realizar lo que le complace en la vida.
Puede ser que ganes mucho dinero mes con mes, pero carezcas de tiempo para poder disfrutarlo y compartirlo; o puede ser que cuentes con mucho tiempo disponible, pero carezcas de dinero para poder gastarlo en aquello que te gustaría; o, puede ser que cuentes con tiempo y dinero, pero carezcas de energía para aprovecharlos, entonces, ¿de qué sirve? Ni que decir si te encuentras en la estresante situación en la que careces de los tres: de dinero, de tiempo y energía.
En subsecuentes publicaciones repasaremos los principios cuya aplicación hace posible la libertad financiera para cualquier persona que esté dispuesta a lograrla con independencia de lo que suceda en su entorno. ¡Hasta entonces!
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