Para ahorrar, invertir y asegurar así mi futuro financiero y el de mis seres queridos para cuando no tenga fuerzas – u opciones – para trabajar. No se requieren de grandes, aunque sí constantes, sacrificios de consumo para poder generar un excedente mensual que, sumado al incremento en mis ingresos, pueda crearme un continuo y creciente fondo para invertir de forma inteligente mi dinero y que se ponga a trabajar para mí para cuando yo ya no pueda trabajar para él.
Se trata de una estrategia que implica dos disposiciones: la de dejar de consumir lo que en realidad no necesito y la de consumir en casa lo que suelo consumir en establecimientos comerciales. En primer lugar, se trata de “sincerarnos” y reconocer e identificar las cosas que suelo consumir y que en realidad no necesito, es decir, puedo perfectamente seguir viviendo sin ellas, aunque me resulten sabrosas, cómodas o agradables. La lista puede ser larga: dispositivos electrónicos, ropa, snacks, adornos, entretenimiento, joyas, hobbies…la cosa es renunciar al placer efímero que me reportan para poder ahorrar el monto que mensualmente suelo gastar en ello.
En segundo lugar, sustituir consumo “comercial” por consumo “casero”; esencialmente comidas, café, cine, teatro, arreglo personal, fitness, etc. Esta disposición es menos ruda que la anterior – aunque claramente relacionada – porque en realidad no se trata de “suprimir” el consumo de algo sino de producirlo nosotros mismos para economizar en el proceso.
Por supuesto no se trata de dejar de salir y convivir o de disfrutar de pequeños placeres que podemos procurarnos sino de consumir con mayor moderación y con criterio frugal para poder disponer lo antes posible de la mayor cantidad de dinero posible que podamos “resguardar” de la inflación y/o recesión que se pueden presentar como consecuencia de las grandes burbujas financieras que tarde o temprano – más temprano que tarde – van a colapsar.
De todas formas, si no ahorras y proteges tus ahorros convirtiéndolos en oro, plata o criptomonedas, lo más probable es que la crisis te afecte de tal manera que te veas forzada(o) a dejar de consumir de manera involuntaria, lo que no quisiste dejar de consumir de manera voluntaria para prepararte para el Tsunami financiero que, justamente, le pegará más a los que se hayan preparado menos.
No menosprecies la importancia de ahorrar, aunque implique el esfuerzo de ganar más y el sacrificio de consumir menos pues de ello depende tu futuro financiero PRÓXIMO. Descubrirás que, a cambio de los pequeños placeres que te reportaban esos consumos experimentarás una mayor fortaleza y tranquilidad internas porque te estás preparando no sólo para resistir la siguiente Gran Crisis, sino que incluso te puedes estar preparando para prosperar gracias a ella.
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